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lunes, 26 de marzo de 2012

Que Ejército... 

Y este también es parte de la Historia.
Es el testimonio de un hecho que necesitan conocer nuestros jóvenes y también aquellos otros hoy no tan jóvenes ,es un
homenaje a los Maestros,es un relato que revive experiencias vívidas en quienes vistiendo orgullosos el uniforme marrón
terroso......caminaron su país.-




" MAESTROS"



Hoy vamos a transmitir un homenaje a los maestros, a través de lo expresado en un escrito, por el Mayor de Caballería D.Luis Noailles French.-
A fines de l933 volvíamos de la Cambai situada al Norte del río Mocoretá en la Prov. de Corrientes.
-Luego de realizar unas maniobras muy lluviosas, ya atravesamos el nombrado río,con 1.000 metros de ancho a nado y 5 kms. de bañado,cansados y con la ropa húmeda.-
A la cabeza de la columna marchaba el Tte.Cnel.Donovan con su ayudante, el Subteniente Espinosa. Atrás de ellos marchaba yo con la bandera de guerra, enfundada, luego los  5 escuadrones.-
Serían las 11 horas y el sol rajaba la tierra y la humedad era insoportable.
- Desde una lomada vimos un grupo de chicos, acompañados por una maestra de no más de 20 años, que corrían hacia el camino. Al fondo se divisaba una escuela rancho y su bandera.-
El Tte. Cnel. Donovan ordenó al corneta, de órdenes de alto,  y el regimiento se detuvo.
Luego hizo tocar Prepararse para desfilar y a mí me ordenó: 
subteniente. . .  desenfunde la bandera.
-Hizo pasar la banda al frente y esperamos que la Señorita maestra llegara con los chicos al alambrado.
-Arrancó la banda,  y él se dirigió hacia el grupo de argentinos y saludando a la Señorita, le pidió permiso para inciar el desfile, con su sable desenvainado.-
Los chicos eran una sola boca abierta, y la maestra lloraba, digo mal, sollozaba.
-Estabamos listos,  y todo el Regimiento 6° de Caballería,  rindio honores a esa maestra y a sus alumnos, mientras las lágrimas brotaban silenciosas,  y ese grupo humano argentino, que miraba absorto a las armas de la Patria,  que reconocían sus sacrificios por hacer cada día algo por la Argentina.-
...".Fué para mí el más brillante desfile de toda mí carrera militar, que hoy a mís 86 años (l998) me emociono hasta las lágrimas cuando recuerdo el momento que Dios me permitió vivir."...

Enviado por Ernesto Ferrero Casaretto.

miércoles, 21 de marzo de 2012

27 DE FEBRERO DE 2012. ¿ Banderac que?

Bicentenario de nuestra Bandera.


No soy rosarina, nací en una pequeña ciudad cercana a Rosario. 
Pero hace más de 30 años que acá vivo.
Rosario
Aprendí a querer sus calles, a amar su río, a apreciar su gente, a disfrutar sus plazas, sus parques, su costa, a caminar su centro y sus shoppings, a circular sus calles.
Conocí y estudié su historia, me adentré en su alma de trabajo y de inmigración, de comercio y de puerto, de restoranes y bares, de piringundines y tango.

Le di hijos rosarinos a esta tierra. 
Eduqué a generaciones.

Me hice de amigos y de afectos. 
Practico deportes en sus clubes.

Y amo su monumento
Es el símbolo de su historia más fuerte, la creación de la Bandera Nacional en sus barrancas por la osada inspiración de aquel grande y jugado Manuel Belgrano, el Coronel, que fue Abogado y General y que andaba por estas tierras con la misión de custodiar el Paraná, mi río ancho, marrón, único, inigualable. Y que sabiendo que la Bandera es símbolo de unión, es prenda de valentía, es estrella de patria, es ofrenda de entrega, es color de cielo y de pureza, es estandarte de hermandad, la creó, aún en contra de la voluntad del poder central.

Y amo a ese Belgrano prohombre, digno, esforzado, inteligente, estudioso, que supo unir ideas y acción a favor de la Patria.

Por eso hoy, 27 de febrero de 2012, a 200 años de su creación, me emocioné a las cero horas escuchando y cantando La Marcha a Mi Bandera ejecutada por la Banda Militar en mi querido Monumento.
Y a la tarde, en velero, cabalgué las aguas del río, sintiendo que acá a mi izquierda en las barrancas, la Batería Independencia y allá a mi derecha, en las islas del incipiente delta, la Batería Libertad, eran custodios de nuestra argentinidad.
Me parecía sentir la emoción de ese soldado, un patriota insigne que se volcó a la causa de la emancipación, Cosme Maciel, vecino de la ciudad, cuando enarbolaba para el mundo, por primera vez, los colores que iban a signar mi vida de argentina y de docente.
Con esa mezcla interna de agradecimiento y de orgullo, llegué a mi casa a ver por televisión los festejos por el Bicentenario. Palpitaba ansiosa de ver a mi pueblo desfilando portando la bandera más larga nacida del proyecto de un periodista inspirado: “Alta en el cielo”, proyecto que vi nacer en mi escuela rosarina y que vi nutrirse a lo largo de diez años por el esfuerzo y el entusiasmo de todo un pueblo, argentino y hasta americano, que a él adhirió. Y que hoy, en el Bicentenario, finalizaba.
¡Qué desazón! La bandera más larga sólo ocupaba, llevada por su pueblo, un pedacito del Parque Nacional a la Bandera. Todo lo que se veían eran estandartes de movimientos partidarios apoyando a la presidente, muy poco celeste y blanco. Una bandera roja y negra en todo momento atravesaba la pantalla. Cánticos a Néstor y Cristina. 
¿Mi Bandera y su homenaje? 
¿Mi patria y mis colores? 
¿Mi símbolo y mi pueblo? 
Perdidos en cánticos de división, de colores y símbolos de segregación. 
¿Y la unión de mi pueblo?
Para que mi intendente y mi gobernador pudiesen hablarle a su pueblo en el día de su bandera, la presidente tuvo que dar la orden de silencio, perentoria, a su horda. 
Pensé: ¿es mi presidente o la jefa de una barra brava? 
¿Es una demócrata o una dictadora? 
¿Sólo a su gesto responde su movimiento?
Veía su cara constipada, su gesto adusto, sus músculos faciales contraídos, y me iba preparando para lo que vendría. 
Pero no pudo ser peor… 
Al tomar el atril cantó con su gente 
su marcha
Sentí vergüenza por la falta de criterio de estado, odio por las grietas sociales que sigue ahondando, pena por mis próceres y su sangre derramada en pos de la libertad de mi país mancillado por su ignorancia.

Su discurso fue una pequeña alusión a Belgrano y su Bandera y luego sólo se remitió al gobierno de sus años. 
Como si la patria y el mundo fueran sólo ella y el recuerdo de su muerto, que no olvidó mencionarlo en varias oportunidades, como si su nombre ya fuera el nombre de dios, y mencionarlo no se, si se convirtiese en un sacrilegio. 
Y su atril fue para dar explicaciones de lo inexplicable y pedir justicia de la justicia que ella misma mancha.
¡Ay, Patria mía! 
Cómo me dolieron tus colores en una celebración que no te celebró, en un pueblo que perdió frente a sus palabras crispadas, enfermas de odio e insensatez, la alegría de agasajarte. Cómo me dolieron las manos de los que te portaban y no pudieron celebrarte. Cómo me dolieron las voces de los niños que por tanta ignominia no pudieron cantarte…

Silvia Alicia – 27 de febrero de 2012.

domingo, 11 de marzo de 2012

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Belgrano...  
y  la creación de la 
                          bandera.

 

Enviado por Laboratorio Gador.

Este 27 de febrero se cumplieron 200 años

de la creación de la bandera.

En esa fecha, Manuel Belgrano, quien se

encontraba al frente del Ejército del Norte,

enarbolaba el pabellón celeste y blanco por

primera vez en estas tierras.

Era un acto de coherencia.

Se trataba de dejar de utilizar el

emblema que desplegaban las tropas contra

las que se combatía.

Pero también era un acto de heroísmo.

Muchos, incluidos aquellos a quienes

Belgrano respondía, consideraban

que era demasiado prematuro hablar sin

máscaras de la emancipación y que un acto

como aquel podía menoscabar el apoyo de

Gran Bretaña, aliada con España para

combatir a Francia.

Fue por eso que el Triunvirato le envió una

fuerte admonición, que Belgrano recibió

recién después de haber hecho bendecir y

jurar la bandera en Jujuy el 25 de mayo de

1812.

Pronto, Belgrano demostraría lo visionario de

su pensamiento y desde 1813 el nuevo

emblema sería embanderado sin

recriminaciones. Hoy conmemoramos a uno

de los precursores de nuestra independencia

con un artículo publicado a principios del

siglo XX sobre las vicisitudes de nuestra

bandera.



Fuente: José Manuel Eizaguirre,

Páginas argentinas ilustradas,    

Casa Editorial Maucci Hermano, 1907.



Antes de formar la bandera argentina, los

patriotas adoptaron los colores populares 



de la escarapela, el 18 de febrero de 1812 


a petición del general don Manuel Belgrano, 


quien encontrándose en el Rosario de 


Santa Fe, aconsejó en nota al gobierno que 


«parecía llegado el caso de declarar la 


escarapela nacional que debíamos usar


para que nadie equivocara nuestras  

fuerzas con las de nuestros enemigos. 

En virtud de ese consejo que tendía a fijar 



la uniformidad en las insignias de nuestros

soldados, el Gobierno decretó que 



«la escarapela nacional de las Provincias 


Unidas del Río de la Plata sería desde 


entonces de color blanco y azul celeste.»

En el mismo sitio y encontrándose al frente 



de las mismas fuerzas, Belgrano inauguró 


el 27 de febrero, dos baterías destinadas a 


impedir el paso del río a la escuadrilla 


española. 


Para dar mayor brillo al acto, formó una 


bandera con los mismos colores de la 


escarapela, y esta fue la primera que

izaron los ejércitos libertadores en el 



continente.

El Gobierno, cuando tuvo conocimiento del

hecho, ordenó a Belgrano «que hiciera 



pasar como un rasgo de entusiasmo el 


suceso de la bandera blanca y celeste 


enarbolada, ocultándola disimuladamente», 


sub-rogándola con la española que se le 


enviaba y que era la que hasta entonces

flameaba en la Fortaleza. 



Se le prevenía además que, el Gobierno no 


toleraría en adelante, la realización de 


actos tales sin su previo consentimiento.

Belgrano no recibió esa censura en el 



Rosario, pues por orden del Gobierno se 


había trasladado a Salta, para organizar el 


ejército que venía en retirada desde las 


provincias del Alto Perú, después de la 


derrota en Huaqui.

En Yatasto tomó el mando del ejército, y

contramarchó para avanzar nuevamente 



hacia el norte. 


Hallándose en Jujuy, el 25 de mayo de

1812, enarboló la bandera formada en el 



Rosario, para festejar el segundo 


aniversario de la revolución, y dio cuenta 


del acto solemne.

Ese día lanzó también una proclama que 



contiene este hermoso párrafo:

«Soldados, hijos dignos de la patria, 



camaradas míos: dos años ha que por 


primera vez resonó en estas regiones el 


eco de la libertad y él continúa

propagándose hasta por las cavernas más

recónditas de los Andes; pues que no es 



obra de los hombres, sino del Dios 


Omnipotente, que permitió a los 


americanos que se nos presentase

la ocasión de entrar al goce de nuestros 



derechos: el 25 de mayo será para siempre 


memorable en los anales de nuestra 


historia, y vosotros tendréis un motivo más 


para recordarlo, cuando en él, por 

primera vez, veáis la bandera nacional en 



mis manos, que ya os distingue de las 


demás naciones del globo, sin embargo de 


los esfuerzos que han hecho los enemigos 


de la sagrada causa que defendemos, para 


echarnos cadenas, aun más pesadas que 


las que cargabais.»

El Gobierno creyó que el general Belgrano,

insistía en un acto de indisciplina, y lo llamó

seriamente al orden, recordándole su 



terminante prohibición.

La contestación, que en parte 



transcribiremos, fue digna de aquel patriota. 


«Vengo a estos puntos -decía-, los 


encuentro fríos, indiferentes y tal vez 


enemigos; tengo la ocasión del 25 de 

mayo y dispongo de la bandera para 



acalorarlos y entusiasmarlos y, 


¿habré por  esto cometido un delito? 

Lo sería, Excmo. Señor, si a pesar de 



aquella orden yo hubiese querido hacer 


frente a las disposiciones de V. E. ; no así, 


estando enteramente ignorante de ella, la 


que remitiría al comandante del Rosario y la 


obedecería, como yo lo hubiese hecho, si la 


hubiera recibido.»

«La bandera la he recogido, y la desharé 



para que no haya ni siquiera memoria de 


ella; y se harán las banderas del regimiento 


sin necesidad de que aquélla se note por 


persona alguna; pues si acaso me 


preguntaren por ella, responderé que se 

reserva para el día de una gran victoria por 



el ejército, y como ésta está lejos, todos la 


habrán olvidado y se contentarán con la 


que les presente.»

«En esta parte V. E. tendrá su sistema; 



pero diré también con verdad, que como 


hasta los indios sufren por el rey Fernando 


VII, y les hacen padecer con los mismos 


aparatos con que nosotros proclamamos la 


libertad, ni gustan oír nombre de rey, ni se 


complacen con las mismas insignias con 


que los tiranizan...»

El ejército argentino volvió a retroceder, y

perseguido ya, libró batalla en Tucumán,

venciendo a los realistas el 24 de setiembre 



de 1812.

En marcha hacia Salta para batir a los 



dispersos que se habían concentrado en 


esa ciudad, pasó revista al ejército en las 


márgenes del Río Pasaje el 13 de febrero 


de 1813, y enarboló otra vez la bandera 


conocida. 


El hecho estaba justificado con  la victoria 


alcanzada.

El día 20 del mismo mes, derrotó al ejército 



del general Tristán y tomó posesión de 


Salta. 


La rendición se hizo frente a la bandera, 


que desde entonces quedó consagrada 


como el símbolo de los esfuerzos 


argentinos.

Declarada la independencia el 9 de Julio de 



1816, por el Congreso reunido en Tucumán 


el mismo cuerpo publicó este decreto el 25 


de julio:

«Elevadas las Provincias Unidas en Sud 



América al rango de una Nación, después 


de la declaratoria solemne de su 


independencia, será su peculiar distintivo la 


bandera celeste y blanca de que se ha 


usado hasta el presente, y se usará en lo

sucesivo exclusivamente en los ejércitos, 



buques y fortalezas en clase de bandera 


menor, ínterin decretada al término de las 


presentes discusiones la forma de gobierno 


más conveniente al territorio, se fijen 


conforme a ella los jeroglíficos de la 


bandera nacional mayor.

Comuníquese a quienes corresponda para 



su publicación. 

Francisco Narciso Laprida, presidente; 



Juan JoséPaso, diputado-secretario.»

La bandera quedó así legalmente  



consagrada.

El 21 de Febrero de 1818, el Congreso 



volvió á decretar que la bandera de guerra 


tuviese como distintivo peculiar, un sol 


pintado en medio de ella» y el P.E. 1895, 


reglamentó lo relacionado con el color y las 


intensiones de la bandera para los cuerpos 


del ejército y de la guardia nacional.

El artículo 1 de ese decreto, dice así:

« Art. 1. - La bandera nacional de guerra 



para uso de los cuerpos del ejército de 


línea y de la guardia nacional, será 


reglamentaria en la forma siguiente:

1° - Sus colores, azul celeste y blanco, 



como lo dispone la ley de su creación.

2° - Su tela gro de seda, en paños dobles.

3° - Sus dimensiones, un metro cuarenta

centímetros de largo, por noventa 



centímetros de ancho, correspondiendo a 


cada paño treinta centímetros.

4° - Su confección lisa, sin fleco alguno en 



su contorno.

5° - Sus emblemas, un Sol de oro en el 



paño central, bordado en relieve de diez 


centímetros de diámetro en su parte interior 


y veinticuatro centímetros con sus rayos. »

« La bandera de los cuerpos de línea del 



ejército, tendrá la siguiente inscripción:

En la parte superior del Sol y en la forma de

semicírculo, el número del batallón y 



regimiento,  y en la parte inferior del mismo, 


las palabras Ejército de Línea.

Los cuerpos de la guardia nacional llevarán 



la misma leyenda en la parte superior del 


Sol, a la que se agregará una G. y una N. y 


en la parte inferior de aquél, el nombre de 


la provincia a que pertenezcan. 


Estas inscripciones serán estampadas y las 


letras tendrán siete centímetros de altura.»


Fuente: 


www.elhistoriador.com.ar.

viernes, 24 de febrero de 2012

APROPOBA

mantiene:


Policía Judicial.


logo.jpg    
APROPOBA
ASOCIACIÓN 
PROFESIONAL DE 
POLICÍAS     
DE LA PROVINCIA DE 

BUENOS AIRES .








Policía Judicial y una postura que APROPOBA mantiene - Fragmento sobre el tema del trabajo personal realizado en el año 2000 por nuestro ahora Secretario General MIGUEL ÁNGEL REYNOSO, titulado "APUNTES PARA TENER EN CUENTA EN LA ELABORACIÓN DE LAS BASES PARA UNA VERDADERA POLÍTICA DE SEGURIDAD - Aun en conocimiento que los motivos políticos para seguir adelante con la iniciativa seguramente son otros que buscar la solución para la inseguridad pública recordamos este documento cuyos argumentos difícilmente puedan tratarse en las deliberaciones legislativas

TEORÍA DE LA POLICÍA JUDICIAL

La teoría de la Policía Judicial, es quizás el argumento más utilizado en los últimos tiempos por quienes pretenden introducir reformas en materia de procedimiento penal. Según los entendidos dicha teoría ya había aparecido a fines del siglo XIX, (Policía de la Capital, Memorias años 1893-1894) y a pesar de la réplica sufrida en dicha oportunidad es resucitada periódicamente cuando las circunstancias parecen propicias y las necesidades de propuestas, a falta de ideas nuevas, la vuelcan a la actualidad sin pensar mucho en sus alcances y consecuencias.
La misma está basada en la creación de un cuerpo policial con funciones exclusivamente judiciales, al parecer dedicado a la instrucción de las causas judiciales, llevando adelante la investigación del delito, desligada de la Policía-Institución, es decir de la Policía de Seguridad dependiente del Poder Judicial, como órgano auxiliar y ejecutivo de la misma, todo lo cual se asentaría con distintos argumentos como por ejemplo a) La Policía Judicial existe en otros países adelantados, b) La policía de seguridad, como policía preventiva se distingue de la policía represiva. c) Debe haber dos Policías, una para cada función, la Policía de Seguridad para la función preventiva y la Policía Judicial para la función represiva. d) La Policía Judicial puede constituirse con ciertos servicios de investigaciones; y otros de carácter más técnico en lo que hace a derecho, por lo que dejamos en manos de calificados juristas su desarrollo.
Todos estos argumentos son refutados detalladamente en un preciso trabajo realizado por el Inspector General (retirado) de la Policía Federal Argentina, Dr. ENRIQUE FENTANES, titulado LA POLICÍA JUDICIAL, TEORÍA Y REALIDAD, publicado por la Biblioteca Policial de dicha Institución, 1968, cuyo autor destaca, a esa fecha, el sistema entonces utilizado por la Policía de la Provincia de Buenos Aires, (pág. 110, 35) lectura que se recomienda para comprender mejor la presente exposición y sus motivos, por lo que finalmente podemos entrar de lleno en la parte medular que nos lleva a plantear nuestra inquietud. El abismo existente entre la hasta ahora teórica POLICÍA JUDICIAL, y la necesaria y ya probada en nuestro país y en la generalidad de los de primer orden de una INSTITUCIÓN POLICIAL CON FUNCIONES JUDICIALES.
         Esta gran diferenciación, aunque resulte difícil admitirlo, escapa muchas veces al alcance de comprensión de gobiernos y legisladores y en ocasiones obtienen el apoyo de policías que interpretando la propuesta como una posibilidad de absolver a la institución de una gran parte de su carga, en la sana intención de poder dedicar todo su esfuerzo a la tarea preventiva adhieren a tal posibilidad en un todo, o en híbridos resultantes como en el caso actual de nuestra Institución, con la llamada “Policía en función Judicial”
         Ya Alberdi y Sarmiento en polémica sobre artículos de la Constitución Nacional, coincidían en la sentencia de que los agentes de policías debían ser órganos del Poder Ejecutivo y si bien lo es en referencia al Poder Ejecutivo Nacional, alcanza perfectamente al caso que nos ocupa, entendiendo que la existencia de una Policía Judicial, dependiente del Poder Judicial, entraría en controversia con el principio mismo de la división de poderes y en conflicto con las normas constitucionales vigentes.
         Por otra parte, en lo que hace al personal de la “Futura Policía Judicial”, ¿qué criterio se tendría en cuenta para su formación?
         - Asignando personal policial actual a la nueva institución, con la problemática que ello traería aparejado a quién ha iniciado una carrera con determinadas perspectivas y vocación de servicio, y se ve impelido a continuarla en un ámbito totalmente ajeno a su formación, ello sin tener en cuenta el profundo drenaje a ocasionar en las ya menguadas fuerzas policiales.
         - Organizar una nueva institución desde el principio con nuevos integrantes, para lo cual seguramente se recurriría a jóvenes universitarios o a profesionales ya graduados, desconociendo que ninguna universidad puede hacer a un policía, puede sí perfeccionarlo, proveerle un panorama jurídico o cultural más amplio, aprovechable para la función en varios de sus aspectos, pero no puedeformarlo policía, esto solo puede quedar en manos de la Institución Policial.
La opinión uniformada sobre la cuestión se encuentra debidamente fundamentada por la exposición realizada por el Comisario General Osvaldo Bernacchi, de la Policía Federal en el Primer Congreso Panamericano de Criminalística, Santiago de Chile, 1944, citado por el Dr. Fentanes, en el libro cuya lectura se recomienda y que se reproduce a continuación por la claridad de sus conceptos:
“Nuestra Policía, tanto de seguridad como la de investigaciones, responde aun mismo fin, que es la vigilancia, la prevención y la investigación del delito, bajo formas y preparaciones comunes, pues el grado de cultura profesional se alcanza por igual entre los agentes y funcionarios de cualquiera de las dos ramas. Un policía dependiente del Poder Judicial estaría en desventaja respecto a la Policía de Seguridad, porque no realizaría la fecunda labor de prevención y vigilancia, como lo hacemos nosotros, siguiendo los pasos de los delincuentes conocidos, observando sus costumbres y hábitos, sus medios de vida, sus guaridas, lugares que frecuentan y métodos que practican en la ejecución de los hechos. Una policía judicial, que no conociera el ambiente ni los sistemas puestos en práctica por los delincuentes, se encontraría desorientada al principio de la investigación. Además, carecería del “imperium” necesario, propio de la policía dependiente del Poder Ejecutivo, y tendría que acudir a ésta, necesariamente para apoyar sus procedimientos, lo que viene a demostrar “que aquella policía judicial, sería un organismo más, sin fundamento lógico. Además la policía, que actúa desde el primer instante de la comisión de un hecho, adopta medidas eficaces y evita pérdida de tiempo que a veces resulta de primordial importancia. Por eso nuestros agentes aprenden en la Escuela y en las academias a conservar y fijar los rastros del delito, impidiendo que desaparezcan, y los oficiales conocen la técnica, la psicología y la lógica de las pruebas, dominando la escena del delito y proveyendo inmediatamente las medidas que se impongan”
“La policía de Seguridad en funciones de auxiliar de la justicia o policía judicial, representa un adelanto para las investigaciones, pues se halla en contacto directo con la población, es más accesible para el público, y las pesquisas no se malogran ni se pierden los rastros o huellas del delito por no haber obrado a su debido tiempo. Es indudable que la policía de seguridad en funciones de auxiliar de la justicia aprovecha desde los primeros momentos consecutivos del delito, las propicias circunstancias que le permiten ahondar rápidamente la investigación, obtener informaciones exactas del interrogatorio previo de los testigos, de la víctima o del propio autor, si ha sido detenido, y, antes de que éste pueda entrar en subterfugios o ser puesto sobre aviso por sus amigos o parientes, conseguir por medios legales la comprobación de la culpabilidad o inocencia del reo. Los precedentes demuestran que reducir la actuación de la policía a una función de estricta prevención y seguridad trae como consecuencia un dislocamiento de la función represiva del estado, que debe necesariamente acudir a otras fuerzas distintas que a veces chocan entre sí. Para encauzar científicamente una investigación no conviene que se independicen y separen en forma absoluta las funciones de la policía de seguridad y judicial, porque desde los primeros momentos del suceso concurren una serie de antecedentes y circunstancias que son fundamentales para la instrucción del proceso, y que no deben escapar al ojo avizor del buen policía, a su astucia y experiencia de la vida real”
         Para finalizar y en el ánimo de no extender demasiado el presente resumen agregamos como segundo ejemplo la opinión sobre el tema del Inspector General Marcel Sicot, de la Seguridad Nacional Francesa; ex Director de Interpol,
         “La Verdadera función de la policía, la que consiste en proteger bienes, vida y libertad contra atentados graves, exige intrínsecamente que sea asegurada por un servicio, si no homogéneo, por lo menos perfectamente coordinado y centralizado. La unidad de la función postula la unidad de los servicios, La función de policía. Si es erróneo distinguir rigurosamente aspectos indivisibles de la función de policía, es con mayor razón incurrir en grave error el querer dispersar los servicios de policía en función de distinciones arbitrarias”... “Hacer depender la policía judicial de otra autoridad que no sea la de los servicios de policía general, equivaldría a quebrar el arma cuyo supuesto manejo inhábil se desea evitar. Sin los demás servicios de policía, la Policía Judicial no es nada, ni se puede hacer nada, por así decir. La Policía Judicial es un órgano especializado de un cuerpo complejo que lo nutre. El más modesto agente de calle informa a menudo mejor que un interrogatorio de instrucción. Aislar a la Policía Judicial del resto de la Policía es cegarla y negarle su alimento. No solo quedaría privada de numerosas fuentes de información y medios de acción; se ha comprobado, donde se intentó la experiencia que debió afrontar, en una u otra forma, la hostilidad de los otros servicios de policía, que le negaban la comunicación de sus archivos”.

Cuantas similitudes encontramos en las predicciones planteadas hace más de medio siglo, con la realidad actual en nuestra provincia, creemos que no hace falta enumerarlas por su encaje perfecto.
         Que cerca se encuentra la Policía de la Provincia de Buenos Aires en “el disloque”, que menciona Sicot. Hoy las llamadas Policía de Seguridad y Policía en Función Judicial, se encuentran tan divorciadas en cuanto a su accionar que a la vista se observa el escaso o nulo rendimiento de las investigaciones. Desgraciadamente se desaprovechan una enormidad de fuentes de información que maneja la primera, no por mala voluntad de sus integrantes, sino porque la estructura y la división a que han sido sometidas así lo impide.
         Cuanta verdad puesta sobre la mesa por verdaderos profesionales de la seguridad pública,
Cuanto tiempo perdido.

OTRAS CONSIDERACIONES.

Todos recordamos que cuando hace pocos años se elaboró un nuevo Código de Procedimiento Penal quitando las facultades de la función judicial a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, entre otros argumentos que se esgrimieron justificando la urgencia, los principales fueron:
1. 
la corrupción policial, al respecto de lo cual debemos hacer constar que quienes esgrimían dicho argumento ni siquiera intentaron probar aunque mas no sea parcialmente algún cargo; de todos los supuestos corruptos, a la fecha ninguno de los policías que fuimos desplazados debió afrontar cargo alguno ante la justicia, es más, pese a los años transcurridos, ninguno se vio envuelto tampoco en problema de ningún tipo con la justicia y aún esperan que aquellos, principalmente gobernantes, que hicieron tales acusaciones inicien las acciones correspondientes a lo cual se encuentran o encontraban obligados por su calidad de funcionarios públicos.
2. 
La incompetencia policial, para llevar adelante la fase instructoria de la investigación criminal, Después de casi un siglo en que la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en cumplimiento al Código de Procedimiento en lo Penal de Jofré (1915), llevó adelante la investigación criminal, cumpliendo a su vez las funciones de la llamada justicia de instrucción, y siempre en conocimiento tanto del Juez competente, como de los Srs. Agente Fiscal y Defensor de Pobres y Ausentes, recibiendo muy escasas críticas procedentes del ámbito judicial, pese a los escasísimos medios, en especial económicos con lo que siempre contó, debiendo en muchos casos recurrir a asociaciones cooperadores o directamente a la caridad pública, o a su bolsillo personal para cubrir las necesidades propias de la investigación y/o instrucción (todo lo cual conocemos muy bien los policías), de buenas a primeras y ante la falta de capacidad gubernamental para encontrar respuestas a la demanda ciudadana sobre seguridad, se encuentra culpable a la institución policial, que obligada por la Ley Procesal, había actuado de esa legal manera, por lo cual “se le sacaba la instrucción sumarial a la Policía”, como si ésta mantuviera dicha atribución por propia voluntad y capricho, y en lugar de agradecerle públicamente este compromiso de tantos años directamente se le acusa de esta situación. Hoy la realidad nos indica que el personal policial sigue comprometido en la instrucción de causas judiciales, bajo la dependencia de las fiscalías, con lo cual se desvirtúa lo prometido, como también la posibilidad de afectar mayor cantidad de personal a la prevención callejera. Quizás este argumento haya tenido nacimiento, malintencionado o no, en el desconocimiento del origen, naturaleza, evolución, situación, medios y estado en que se encontraba la institución policial en su función judicial al momento de la reforma.
3. 
Procedimientos abusivos de la Policía con tales atribuciones, Pese a lo inconsistente de una acusación de este tipo, basada en hechos aislados, reales, supuestos o controvertibles, sobre los que se generalizan juicios y conclusiones, en la vieja práctica de “pegarle a la policía” con distintos intereses, debemos suponer que un mero cambio de nombre o carátula no hará desaparecer como por encanto cualquier vicio que pueda surgir en el seno de la Institución, sino que la institución policial respetada en primer término por el Estado, y sus representantes, a cuyo servicio se encuentra, con una organización no sometida a las variaciones políticas, sobre bases legales que hagan al profesionalismo, no solamente declamado, sino real y conforme a las necesidades que puedan indicar sus máximas jerarquías, tanto en actividad, como en retiro, y principalmente no comprometidos políticamente.

CONCLUSIONES.

Entendiendo debidamente esclarecidas, o por lo menos planteadas las diferencias consideradas fundamentales en cuanto a los conceptos de Policía Judicial y Policía con funciones judiciales (Y aquí hablamos de la institución policial toda, y no solamente una dependencia o rama de la misma), resulta fácilmente deducible los beneficios y perjuicios que cada posibilidad acarrea a la hora de obtener resultados a favor de la Seguridad pública y la necesidad de que la redacción de un nuevo Código de Procedimiento en lo Penal para la Provincia de Buenos Aires pueda realizarse con la necesaria claridad de conceptos en la búsqueda del fin determinado.
Dejamos para el mejor criterio de los juristas y a los frutos de la discusión parlamentaria el alcance de las herramientas a otorgar a la fuerza policial con funciones judiciales, no sin antes llamar la atención sobre aquellas que son utilizadas por las principales policías del mundo en concordancia con las normas legales que las regulan y sobre las cuales no debe temerse la sana y desintencionada discusión, como lo son entre otras: la detención, el interrogatorio, la pesquisa domiciliaria, el levantamiento de pruebas, la realización de pericias, el valor de las actas policiales, testimonios policiales, secuestros probatorios, revisión de vehículos, etc., sobre cuya mayor o menor amplitud no creemos oportuno incursionar por el momento.
Por último, al igual que Fentanes, no podemos dejar de citar a James Golsdschmidt, en su Teoría General del Proceso, cuando dice;
“La Falta más grave que puede cometerse en la construcción jurídica es la de construir una institución no según su sentido real, sino según una finalidad ideal”
(Marzo de 2000)
20 de febrero de 2012.
MIGUEL ÁNGEL REYNOSO
Crio. Insp. (RA)
SE AGRADECE LA DIFUSIÓN

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lunes, 13 de febrero de 2012

Dr. Juan Carlo Amatucci.


El

General

el doctor 

y la 


dama...

Nota publicada por Horacio Palma
en el diario Gualeguay el Día de Gualeguay, 
su ciudad natal.
Claro que podría encarar el trámite de escribir esta semana con temas banales. 
Qué se yo, hablar del calor, que en las noticias siempre es agobiante asfixiante o infernal.
Colgarme de la pésima fama y la mala prensa de los calores de cada verano y sumarme al coro redundante hasta el cansancio que titula: Arde la ciudad, o la ciudad es un horno… o ampararme en la inimputabilidad del Alerta naranja que imponen los 37 grados centígrados a la sombra. 
Y hasta puedo sumarme al coro plañidero de los que piden agua para los campos, y hacerme el preocupado por las pérdidas económicas de la seca de este verano… aunque ayer, una de las voces principales de los pedidores de agua me pasó casi por encima en la ruta con su poderosa camioneta BMW Mnosécuáto!!, y a decir verdad, no se lo notaba muy preocupado por una cosecha magra.
Bueno, es comprensible… las cien lucas verdes que lo traían a Gualeguay sobre cuatro cubiertas desmesuradas, hablaban mucho de unas cuantas temporadas de buenas cosechas y muy poco de este verano más seco que lengua de loro. 
Viva la república de la soja!... que ya va siendo hora de pensar en cambiar el sol de nuestra bandera por una imagen del poderoso yuyito verde esperanza… y verde dólar, claro.
Cuando lo pienso juro que dudo. 
Digo, a veces me embarco en el juego de pensar al General Belgrano concibiendo la Enseña Patria en nuestros días. 
Y no puedo dejar de imaginar que tal vez hoy hubiera elegido poner en el listón blanco un brote de soja en lugar del sol. 
Claro que hoy el régimen no le hubiera permitido un par de cosas al General Belgrano. Ni enfundarse en su uniforme, ni plantarse frente a las barrancas de Rosario con sus gloriosos del Regimiento de Patricios. Nada de eso… nada de uniformes, ni de armas, ni de formaciones marciales. 
Eso resume “represión”. 
Hoy la televisión pública le hubiera impuesto a Belgrano un centenar de colectivos rentados con muchachada y banderas de La Cámpora.
Ay, perdón, perdón y otra vez perdón!!. 
Me referí a Manuel Belgrano y le dije General. 
Y resulta que el régimen, justo antes de internarse Ella, firmó un decreto que prohíbe llamar General a Manuel Belgrano. 
Bueno, puede ser que mi visión sobre el referido decreto sea un tanto gorila. Después de todo, el decreto no dice “se prohíbe”, el decreto apenas si impone las formas en que debe nombrarse al prócer nacional.
Es que así como el año 2011 fue declarado por el régimen “El año del trabajo decente…” (justo el año del escándalo Hebe de Bonafini y Schocklender, de Zaffaroni y sus departamentos alquilados para prostíbulos…etc.), el 2012 ha sido declarado 
"Año de homenaje a Manuel Belgrano". Exactamente: 
“Año de homenaje al doctor Manuel Belgrano" porque se cumplen 200 años desde la creación de la bandera nacional el 27 de febrero de 1812, día en que a las orillas del río Paraná se realizó la primera jura.
Así lo dice el decreto 292/2011, del 28 de diciembre, que firmaron la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro del Interior, Florencio Randazzo. 
Según reza la página del gobierno nacional: “se declara al 2012 como el año en que se le brinde homenaje a Manuel Belgrano, quien creó la escarapela, la bandera nacional y fue el organizador del hecho conocido como éxodo jujeño. Por tal motivo, todos los documentos oficiales, en el margen superior derecho, deberán llevar la leyenda"Año de homenaje al doctor Don Manuel Belgrano".
Así de clarito. A Manuel Belgrano se lo nombra solo doctor y con minúsculas. 
El citado decreto hace un recorrido por “los hechos más importantes de su vida”. 
Señala que nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, y que cursó sus estudios en el Colegio de San Carlos y luego en las Universidades de Salamanca y Valladolid en España, donde se graduó como Abogado. "El 1794, ya de nuevo en Buenos Aires, asumió como Secretario del Consulado, desde donde, entre otras actividades, fomentó la educación”, señala el texto de la norma y recuerda que durante las invasiones inglesas, en 1806, Belgrano "se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad". Indica además que cumplió un rol protagónico en la Revolución de Mayo de 1810 siendo nombrado vocal de la Primera Junta, cargo que dejó el 22 de septiembre del mismo año para asumir el mando de la expedición al Paraguay con el grado de General en Jefe. 
El texto explica que se decretó el 2012 como año de Manuel Belgrano porque se cumplen 200 años desde que "el Primer Triunvirato dispuso la utilización de una escarapela nacional de dos colores: blanco y azul celeste, conforme al diseño propuesto por Belgrano, quien la hizo lucir a sus tropas".
"El 27 de febrero de 1812, creó una bandera con los mismos colores de la escarapela, reuniendo a sus tropas en Rosario, a orillas del río Paraná y les ordenó a sus oficiales y soldados que le juraran fidelidad". 
Ni Salta ni Tucumán, batallas claves en nuestra Independencia… el decreto destaca de manera muy especial en sus considerandos (se ve claramente aquí la mano de Felipe Pigna de reescribir la historia, el historiador oficialista que no se cansa de poner en cada referencia al General Belgrano la siguiente frase: 
“su carrera militar no lo entusiasmaba demasiado”. 
Y se refiere al Éxodo Jujeño siempre, como un hecho “heroico del pueblo”),el episodio que se conoce como el “Éxodo Jujeño”, en el cual el día 23 de agosto de 1812 el pueblo jujeño comenzó su heroica retirada de Jujuy con dirección a Tucumán, del que también se celebra el bicentenario.
De a poco, en todos los ámbitos, el régimen no descansa en su tarea de intentar reescribir la historia.
El odio hacia lo militar, ciega al régimen hasta el punto de tergiversar la historia.
Les dejo parte del bando que el General Belgrano emitió al pueblo jujeño en 1812. Hagamos un trato: Usted lo lee, y luego saca sus conclusiones. 
Aproveche, porque me parece que ni Randazzo ni la presidentalo leyeron nunca.
“…Entended todos, que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. 
Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. 
Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo la deposición de dos testigos… 
Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen… 
No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria,  me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. 
Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.”
Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812”.
Horacio R. Palma
El Dia de GualeguayGualeguay
Entre Ríos.